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27 ensayos.JESÚS ÁNGEL.

Los que no valen.


Hace unos meses, en un debate de tipo político en «La palestra», del Canal 8 de televisión de Murcia, al salir una vez más, brevemente el tema de la república, uno de los contertulios dijo que «apañados iríamos con Zapatero de Presidente». Por desgracia no me enteré de esa ocurrencia hasta que vi el programa en diferido, horas después, por lo que no pude contestar adecuadamente entonces, y por eso contesto ahora.

Existe la curiosa idea de que los ex presidentes del Gobierno de España son los elegibles por naturaleza para el cargo de Presidente de la República, cuando la haya. Pero es un disparate: NO VALEN. Ninguno de los presidentes de esta mal llamada democracia que padecemos vale para el cargo de representar a todos los españoles, incluyendo al injustamente santificado Adolfo Suárez, en caso de que viviese, pues todos ellos se demostraron, mientras estuvieron en el cargo, demasiado débiles ante los poderes fácticos, aunque es cierto que  ninguno fue tan nocivo como José Luis Rodríguez Zapatero, que recientemente dijo en televisión que no dijo lo que la gente dice que dijo, sino que dijo lo que él dijo que dijo, que parece ser que dijo otra cosa. O sea, que las hemerotecas y las videotecas mienten. Todas.

Un Presidente de la República, cuando la haya, no será un cabeza de lista. Un Presidente de la República será votado nominalmente, de forma individual, y saldrá elegido por mayoría, aunque sea por un solo voto, que no le deberá a nadie, a ningún partido, a ninguna ideología ni a ningún lobby, sino sólo al pueblo español, al que representará desvestido de todo tipo de ideología o credo políticos. Por eso nada le deberá a un partido, a una casta social, o a ningún lobby. Y tendrá facultades aún por definir pero que desempañará independientemente de todo tipo de intereses inconfesables y por eso inconfesados.

Serían una vergüenza para la República.El día que haya un Presidente de la República en España habrá democracia por primera vez en nuestra historia. La que no hubo ni en la monarquía (de antes o de ahora) ni tampoco en ninguna de las dos repúblicas que aquí han sido. Por eso no nos valdrá para representarla ninguno de los ex presidentes del gobierno que hemos tenido, porque todos ellos han sido sucesiva y respectivamente el campeón  de su partido político, que no ha representado nunca al pueblo, sino a su propia ideología. Porque ha impuesto la disciplina de partido, que es lo que ha impedido a los diputados votar en conciencia, y por lo tanto en interés del pueblo, a espaldas del cual  han gobernado y legislado, pervirtiendo un voto que consiguieron con mentiras y chantajes tan burdos com que «si no votas, vendrá la dictadura». Por eso han impuesto la suya durante cuatro años, cada vez.

Y Mariano Rajoy vale menos que ningún otro. Al fin y al cabo los disparates que hizo Zapatero sí que estaban en su programa electoral (y no nos consuela sospechar que cuando lo elaboró estuviera seguro que no iba a ganar las elecciones). Pero a Rajoy se le votó, según dicen los que así lo hicieron, para que nos bajara los impuestos, para que hiciera circular el dinero y  mediante el consumo no se cerraran las empresas, y con ello no se destruyese el empleo ni creciera el paro. Pero ha hecho lo contrario. Por eso Rajoy debería irse. Ya.

Pero no, no queremos que vuelvan los ex presidentes, ni al Gobierno ni a la Presidencia de la República, cuando los españoles nos decidamos a traerla. Todos ellos deberán responder, entonces, ante los ciudadanos de todos los disparates y abusos que han cometido durante sus mandatos respectivos. Pero la ley actual no contempla esa posibilidad. Por eso esta ley hay que cambiarla. Necesitamos una constitución que diga que España es una república de trabajadores de todas clases. Porque sólo trabajando se podrá traer la república. Y sólo trabajando se la podrá mantener y conservar día a día. No en charlas de bar o debates insulsos en que cada cual defienda su opinión como si fueran las tablas de la Ley de Dios.

Por todo ello la única relación posible de los seis Presidentes del Gobierno y el Jefe del Estado con la República es la que defenderán ante los tribunales de justicia del futuro del uso que han hecho del poder que el pueblo les entregó.

Por eso el futuro Presidente de la República Española es  una persona aún desconocida pero que tendrá la honradez como estandarte personal y que estará más dispuesto a dimitir que a cometer un acto injusto para permanecer en su cargo.

Por todo ello debemos ya comenzar a trabajar porque ¡Viva la República!



Estudiaré encantado las críticas que tengas a bien enviarme a mi dirección.




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